Hay muchos lugares en este planeta que han apostado por el color. Obviamente sentimos un especial afecto hacia ellos, así que hoy os vamos a hablar sobre uno en concreto, esperamos que desconocido para la mayoría de vosotros para que os pueda sorprender.
Se trata del barrio de Supilinn, situado en la ciudad de Tartu, segunda ciudad más importante de Estonia. Este histórico enclave de la ciudad se caracteriza por tener su mayoría de casas construidas con madera y pintadas de diferentes colores, como podéis ver en estas imágenes, todas de la misma calle: rojo, amarillo, blanco o azul, cualquier color es bienvenido en este lugar.
Aunque es un barrio antiguo y la mayoría de casas necesitarían a Bruguer para darse otra capa de pintura, la sensación de contemplar prácticamente el arco iris en cada una de sus antiguas avenidas sigue intacta, y si uno se emociona con los colores como lo hacemos nosotros no tarda en hacerlo cuando pasea por sus calles.
Calles que curiosamente tienen nombres de frutas y verduras: Kartuli (patata), Herne (guisante), Marja (arándano) o Meloni (melon), quizás lo que inspiró a sus habitantes a intentar pintar sus casas con los mismos colores que dichos vegetales. Así que si un día vais a Tartu no dejéis de pasar por la Ciudad de la Sopa (o Supilinn en estonio), tendréis una buena experiencia de color.
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